La comunidad iberoamericana comparte un aprecio profundo por su paisaje y su patrimonio natural, y la conciencia de que es necesario preservarlos también para asegurar nuestro futuro. Sin embargo, hay ocasiones en las que es importante que lo implícito se haga explícito, que se exprese con claridad, en voz alta. Ese es precisamente el papel de la Carta Medioambiental Iberoamericana, adoptada en la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno, celebrada el pasado 25 de marzo en República Dominicana.